martes, 14 de julio de 2015

De calles (poema)

Las pistas discurren agua y suciedad,
inundan cansancio y letargo;
han de ser los pesares
de personas trajinadas
tal vez de rutinas obligadas.

No es el invierno,
tampoco el polvo de este desierto;
no tienen culpa el transporte público
ni el tráfico sofocante,
es la efímera vida de estos bultos,
otrora humanos.

Las calles silban el miedo,
el asalto en cada acera
las peleas entre hordas dementes
ninguna de ellas escarapela el alma;
puede más la tristeza
de los resignados, los rendidos.

No hay paz en los pasos,
unos temerosos, apurados,
otros embusteros, carroñeros,
algunos ausentes, casi inertes.
Todos enfermos 
con ganas de existir antes de morir.

No conmueve el llanto,
la esperanza ofende
el sufrimiento se maquilla
se vende y justifica.
Apurar el paso,
llegar a casa antes del ocaso.



Los golpes solo esconden más el alma constreñida.

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