jueves, 26 de junio de 2014

Carta a los caminantes (memorias).

Del errante; quien dibujó alguno de los tramos a tropezones, eterno soñador y abrigador de esperanza. Las siguientes líneas van dirigidas especialmente a quien depositó sus esperanzas en mi voz, mi aliento y se animó conocer la trocha por donde anduve. Para ti Robinson, deseando estés esperanzado y batallando hasta conseguir la gloria que luego has de compartir con tu prójimo. [1] [2]
Año y medio después, en ese encuentro
 formaríamos la nueva faceta de Jupa, junto a Broling

“Hemos
perdido nuestra historia

canciones y caminos
en duro batallar.

Vamos
a echar nuevas raíces
por campos y veredas,
para poder andar

tiempos
que traigan en su entraña
esa gran utopía
que es la fraternidad.”[3]

Aún recuerdo mi primer día como profesor en el colegio donde tu estudiabas. Ustedes llegaban de una presentación con la escolta (habían desfilado en algún lugar, creo que era en Santa clara), estaban cansados y no deseaban recibir clase alguna. Yo estaba en mi día de prueba, si realizaba bien mis clases, me quedaría permanentemente enseñando allí. De entre los alumnos, destacaba uno que hacia bromas y quería ridiculizar a sus compañeros e inclusive a mí, ese eras tú. Terminada la clase te acercaste y me pediste consejos sobre tus dudas en el romance, te las di. Poco a poco fuimos ganando la confianza uno de otro a tal punto que tuve que rescatarte de un fango en el cual te habías metido “por saber que se sentía”.

El estudio era uno de esas raras combinaciones
que junto a la chacota, eran el boom.
Te diré que nuestros egos son parecidos, a tu edad también me gustaba ser alabado y mencionado como “el hombre”, me agradaba la envidia que despertaba entre mis contemporáneos cuando alguien mas mencionaba mis logros. Tenía pocos amigos y el mismo vacío existencial que a veces se asoma a tu ventana, también odié la vida y la sociedad entera, maldije las miserias del ser humano y su egoísmo e injusticia respecto a sus semejantes y el mundo que lo cobija. Tú te creías neo nazi, yo me creía seguidor del “presidente Gonzalo”. Lo único que nos diferencia es que tú podías tener las chicas que quisieras mientras yo podía tener todo el afecto que de mis padres pidiera.

La vida es un constante aprendizaje, yo aprendí que no soy “el iluminado” y en mi afán de quitarme tanta admiración que tenía en medio, adrede cometí errores. Comprendí que la felicidad (al menos la mía) no era ser alguien interesante o famoso por ser o hacer algo, la felicidad era sentirse bien al dar la mano a alguien o no bajarse del carro en el paradero porque la conversación que se tiene en ese momento lo es todo. Sentir aún a miles de kilómetros la tristeza de nuestro prójimo (desconocido nuestro personalmente, pero humano como tú y yo), solidarizarnos con él, orar por su causa, escuchar que la risa invade un hogar, esas son las cosas que me hacen feliz.
Describe nuestros personajes;
tú, elegante y atento para ser elogiado
Yo, despreocupado y desaliñado como siempre.

La esperanza no es el arma que nos redimirá, es el abono que hace brotar el amor y la vida dentro de nuestra realidad. No debes sentirte desfallecer al ver injusticias, indígnate y promete que solucionarás al menos aquellas cometidas por ti. Critica pensando en una posible solución, resultado que debe generar vida y no victimizarla, la violencia justificada en aras de la libertad, la igualdad o la redención solo trae más conflicto. Preocúpate por concientizar a quienes tengas a la mano sobre los males de la corrupción y el egoísmo con el prójimo, agradece a la vida valorando el medio ambiente que posees, tiéndele la mano y consérvalo, dile a quienes veas que la corrupción empieza desde casa con una pequeña mentira, aprende a evitarla.

Este mensaje no te debe parecer vacío, al igual que tú, yo comencé a repudiar mi entorno y a desdeñarlo mucho antes de terminar la secundaria. Era fatalista, creía en la violencia como fin para solucionar los males de nuestra sociedad. Luego al comenzar mis estudios en antropología e insertarme en una vida parroquial activa dentro de un grupo juvenil aprendí que no puedes apelar a la frase: “Tout pour le peuple, rien par le peuple (literalmente en francés: "todo para el pueblo, nada por el pueblo"), que suele citarse en castellano como "todo para el pueblo, pero sin el pueblo".”[4]. Lo que debe toda persona es aprender a conocer distintas realidades, entenderlas y comprenderlas dentro del contexto que les permitió desarrollarse de determinada manera.
Una emotiva tarde con la gente de siempre
 y los nuevos de Jupa

En las pequeñas alegrías que prodigamos a nuestro rededor somos revolucionarios, en los errores aún sin corregir somos humanos. Reescríbele a Dios y agradece la vida y pide que camine a tu lado, que sea tu amigo y te ayude a conservar esperanza, incrementar esperanza y prioritariamente sembrar esperanza entre aquellos que mas la necesiten.

19 de Junio del 2014.


[1] Página de mis Crónicas errantes: diario de relatos y reflexiones a manera de cuaderno de campo y diario autobiográfico.
[2] Llevan por título Carta a los caminantes, las misivas que escribo a parte de mis amigos a quienes los veo como alumnxs o hermanxs menores. Esta en especial es la respuesta a una nota hecha por Robinson Salcedo huallpa: https://www.facebook.com/notes/robertson-helton-salcedo/-mi-deseo-gracias-a-todos-mis-amigos-quienes-me-motivaron-a-escribir-esto-d-un-e/669788423076138?comment_id=673408932714087&offset=0&total_comments=7&notif_t=note_reply
[3] Fragmento de la letra de la canción “Somos” de José Antonio Labordeta. http://www.youtube.com/watch?v=qgOVPEVGtMo&feature=kp
[4] Frase atribuida al despotismo ilustrado a finales del siglo XVIII, el carácter paternalista con el que se pretendía gobernar en oposición a los enciclopedistas.

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