si tus reclamos y caprichos entonaran,
seriamos los dos en el mismo camino,
con el mismo destino.
Si tus miradas no me hubiesen hallado,
tus golpes no me hubiesen atinado,
seriamos completos extraños,
desde antaño hasta siempre.
Tus quejas son halagos hacia mí,
lo mismo que mis desplantes,
románticos detalles hacia ti.
No habrá un alto,
porque es el fuego el que nos une,
la guerra nuestro cortejo
y el engaño quien nos alimenta.
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