[1]El electo alcalde, Marco Antonio Garay Meza, vuelve al sillón municipal. Con él, Corpacancha retoma su influencia y superioridad numérica en las elecciones municipales del distrito. Después de 20 años de mantenerse, aparentemente, relegada a un segundo plano en la definición de las elecciones ediles, han definido el destino distrital nuevamente.
Por la noche del dos de octubre del 2022, la plaza de Marcapomacocha
estuvo atiborrada de simpatizantes del alcalde electo. La escena parecía la celebración
de un equipo deportivo cuando gana un campeonato local. Muchas cosas se
dijeron, entre llantos e improperios típicos de un espíritu jubiloso de nuestro
ande. Las palabras más recurrentes eran: “vamos”, “nosotros”, “pueblo” y “marquiño”.
Estas palabras triunfales marcan muy bien la sensación que genera la victoria
de Garay Meza. Son palabras que expresan el espíritu corpacanchino que
perduraba hasta antes del nuevo milenio. Porque la victoria dada, se explica
gracias al apoyo irrestricto e incondicional de ciudadanos que viajaron desde
distintos puntos (exteriores a nuestro distrito) para asegurar el triunfo. Y
quien quedó en segundo lugar también reprodujo la misma dinámica. Ambos
candidatos (o quizá todos) tuvieron la oportunidad de ganar, sí sólo sí convencían
al votante turista. Esa ciudadanía que no padece del consumo de coliformes
fecales en el agua doméstica, la misma ciudadanía que no se ve afectada por la
polución de la carretera en la estación seca. Por eso, es pertinente apuntar algunas
reflexiones, conclusiones y cuestionamientos respecto a lo sucedido en los
últimos comicios electorales.
El voto golondrino determina la elección municipal
desde hace dos décadas. Muchos creen que: ser golondrino sólo se refiere a aquellos
ciudadanos que no tienen ningún vínculo ancestral ni parental con el distrito. Craso
error, que está muy bien definido por los organismos electorales[2]. No se necesita recibir un
monto de dinero o ser ajeno a la parentela local para ser denominado
golondrino. Pero nuestra forma de organización andina, nuestros roles de parentesco[3], nuestro padrinazgo[4] y las redes de
reciprocidad[5]
que gestamos entre nosotros hacen que defendamos a la parentela, que nunca
vivió o que sólo creció en el lugar, como si no fuera golondrina.
Entonces nuestra cosmovisión andina hace que
claudiquemos ante las normas electorales. Pero estas a su vez reproducen otra
forma de identidad: La asociatividad contra el legado gamonal[6]. En este caso, la
formación y desarrollo ideológico que tuvo la antigua SAIS Pachacútec es clave
para entender su voto en bloque. Mientras que, las Comunidades Campesinas de
Marcapomacocha lidian con pugnas por el control y la manipulación del poder
individual; el adoctrinamiento cooperativista, de la otrora SAIS, suele caminar
en bloque. Curiosamente, las comunidades campesinas deberían ser las que
determinen su apoyo en bloque, pero nunca fue así. Mientras que en las
comunidades de nuestro distrito se fomentó la oratoria, la demagogia y el
vasallaje (residuo del gamonalismo), Corpacancha tuvo una estructura asociativista
que vio su fin junto al cambio de su escuela fiscal (1999). Corpacancha, recién
ha entrado en una pugna por la tierra desde el nuevo milenio y al menos durante
diez años más, no evidenciará fallos en su dinámica ideológica.
Las tres comunidades campesinas o oscilan por un
tránsito de redescubrimiento o reinvención de la identidad comunal. Aunque
tienen bastante por remediar: la población que han dejado relegada y su praxis
política les juega en contra. Estas, ya no determinan, necesariamente, el
devenir del pueblo. Pero, siempre son la esperanza de fiscalización y cautela
que añora el distrito. Su desunión es tan evidente que no han sido capaces de
apoyar a un candidato único. Y, aunque ahora les remuerda que alguien que no es
de los suyos vaya a gobernar, tienen que resignarse; pues el revanchismo y la
envidia siempre les juega en contra. Perdón, sólo una vez se pudieron poner de
acuerdo: cuando no permitieron la reelección de Marco Garay (2006)[7] y prefirieron votar por el
“Vito Corleone” local, todo con tal que no vuelva a ganar alguien de Corpacancha.
La falta de ampliación del área urbana, dentro de la
capital de distrito, hace imposible un desarrollo social sostenible. En dicho
caso, tenemos que agradecer a los votos golondrinos su permanencia, de lo
contrario nuestro presupuesto y beneficios locales se reducirían drásticamente.
Por un lado, la Comunidad Campesina de Marcapomacocha no ejecuta la tan ansiada
ampliación del área urbana, generando que cada vez sea menos interesante
quedarse dentro del pueblo y defenderlo. Por otro lado, Corpacancha con una
mejor geografía para albergar una ciudad considerable, tampoco cede, pues se
escuda en su personería jurídica de empresa privada. De esta manera, no es difícil
imaginar que no estamos cercanos a la resolución de este problema. En
consecuencia, los votos golondrinos cada vez serán más y no podremos oponernos
a su generosa contribución de mantener vigente un distrito sin capacidad de habitación.
El alcalde electo debe cargar pasivos y vacíos ediles
que por décadas se han estado obviando. Aún no me convence su política
ambiental. Los demás candidatos tampoco eran mejores en este aspecto. Siento
que, aún no relacionamos el medio ambiente con nuestro futuro cercano, si no
más bien lo vemos como un bien utilitario que debe exprimirse hasta donde se
pueda para lucrar a nuestras poblaciones. No importa que seamos el colchón
hídrico más importante del país. Tampoco caemos en la cuenta de que, en nuestro
territorio comienza la amazonia[8] (pocos saben que
pertenecemos a la cuenca hidrográfica del río Amazonas). Del mismo modo, al
margen del resultado, no ha habido capacidad de proyección respecto a nuestro
futuro a mediano y largo plazo. En estas elecciones no hubo pactos de
gobernabilidad ni de planificación distrital que otros distritos más pobres y
menos accesibles se preocupan por priorizar. Estos aspectos, desde luego,
escapan a la responsabilidad de la gestión entrante o a la saliente, es la
indolencia general del distrito frente a un problema actual que no se quiere
enfrentar.
No sería justo terminar este análisis sin expresar
libremente mi simpatía y aprobación por el candidato que quedó en segundo
lugar: Silvio Varillas Hidalgo. Yo hubiese querido que él gane. Pero ser
sucesor de la actual gestión le jugó en contra, ya que como es lógico cada gestión
saliente está desgastada y su aprobación va en retroceso. Mis motivos para
optar por él eran: Pertenece a las instituciones que también pertenezco y se le
podía procesar política, comunal y legalmente, ante cualquier afrenta, con
mayor facilidad. Mientras que, a Marco Garay no se le podría acorralar tan fácilmente
ya que la actual administración de Corpacancha (que es su mayor respaldo) es gaseosa
y voluble, por los juicios internos y las luchas por la tierra. Sin embargo, no
llegué a votar ya que a raíz de la pandemia las movilidades de transporte
público ya no transitan a doble horario ni domingos (hemos retrocedido 25 años
en ese sentido).
Para concluir, el voto ciudadano de Marcapomacocha está
determinado por su cantidad de parentela y redes de reciprocidad. Esta práctica,
está normalizada e institucionalizada, de modo que es irreal asumir un voto
racional mayoritario. Por ello, es una ofensa si algún caudillo político no
ayuda a sus allegados una vez puesto en el poder. El revanchismo comunidad (rezago
de gamonalismo) contra Corpacancha y los no comuneros siempre determinan el
bando del candidato y su indefectible destino. Por último, es contraproducente
lamentarse por la existencia de votos golondrinos; cuando no se hace nada por
ampliar el área urbana, que podría hacer frente con presencia real de quienes
quieren habitar el distrito y no pueden. Se asoman cuatro años complicados para
el distrito, indiferentemente del ganador, son los problemas que ha acumulado
el distrito.
Propaganda del electo alcalde. |
[1] El
presente artículo sirvió de base para la postulación y sustentación de la
investigación y ponencia antropológica: Comunidad
campesina contra la SAIS: Parentesco y reciprocidad en la elección distrital
del 2022 en Marcapomacocha.
[2] Sobre
la definición del “voto golondrino” ver: https://portal.jne.gob.pe/portal_documentos/files/informacioninstitucional/escuelaelectoral/Martes%20Electorales%20-%20Exposiciones/ee2007/mar_05jun2007.pdf
[3] Sobre
el Parentesco, ver a Alejandro Ortiz Rescaniere: file:///C:/Users/DELL/Downloads/Dialnet-LaComunidadElParentescoYLosPatronesDeCrianzaAndino-5041855.pdf
[4] Entre
el padrinazgo y la democracia, Alfredo Quintanilla: https://andes.missouri.edu/andes/especiales/aq_padrinazgo.html
[5] Leer
el libro: Reciprocidad e intercambio en los andes peruanos: https://repositorio.iep.org.pe/handle/IEP/667
[6] En
mi investigación, sustento cómo es que las comunidades campesinas defienden el
derecho de la propiedad privada y a raíz
de ello se autodetermina como las únicas instituciones y personas naturales con
capacidad de decisión.
[7] El
alcalde electo gobernó por primera vez durante los años 2002 – 2006.
[8] Sobre
la importancia de los andes en la biodiversidad amazónica: https://cordis.europa.eu/article/id/32816-scientists-discover-andes-stimulated-amazonian-biodiversity-/es
[1] El
presente artículo sirvió de base para la postulación y sustentación de la
investigación y ponencia antropológica: Comunidad
campesina contra la SAIS: Parentesco y reciprocidad en la elección distrital
del 2022 en Marcapomacocha.
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