miércoles, 2 de noviembre de 2022

Entre el deber ciudadano y la lealtad a los parientes: La elección distrital del 2022 en Marcapomacocha.

[1]El electo alcalde, Marco Antonio Garay Meza, vuelve al sillón municipal. Con él, Corpacancha retoma su influencia y superioridad numérica en las elecciones municipales del distrito. Después de 20 años de mantenerse, aparentemente, relegada a un segundo plano en la definición de las elecciones ediles, han definido el destino distrital nuevamente.

Por la noche del dos de octubre del 2022, la plaza de Marcapomacocha estuvo atiborrada de simpatizantes del alcalde electo. La escena parecía la celebración de un equipo deportivo cuando gana un campeonato local. Muchas cosas se dijeron, entre llantos e improperios típicos de un espíritu jubiloso de nuestro ande. Las palabras más recurrentes eran: “vamos”, “nosotros”, “pueblo” y “marquiño”. Estas palabras triunfales marcan muy bien la sensación que genera la victoria de Garay Meza. Son palabras que expresan el espíritu corpacanchino que perduraba hasta antes del nuevo milenio. Porque la victoria dada, se explica gracias al apoyo irrestricto e incondicional de ciudadanos que viajaron desde distintos puntos (exteriores a nuestro distrito) para asegurar el triunfo. Y quien quedó en segundo lugar también reprodujo la misma dinámica. Ambos candidatos (o quizá todos) tuvieron la oportunidad de ganar, sí sólo sí convencían al votante turista. Esa ciudadanía que no padece del consumo de coliformes fecales en el agua doméstica, la misma ciudadanía que no se ve afectada por la polución de la carretera en la estación seca. Por eso, es pertinente apuntar algunas reflexiones, conclusiones y cuestionamientos respecto a lo sucedido en los últimos comicios electorales.

El voto golondrino determina la elección municipal desde hace dos décadas. Muchos creen que: ser golondrino sólo se refiere a aquellos ciudadanos que no tienen ningún vínculo ancestral ni parental con el distrito. Craso error, que está muy bien definido por los organismos electorales[2]. No se necesita recibir un monto de dinero o ser ajeno a la parentela local para ser denominado golondrino. Pero nuestra forma de organización andina, nuestros roles de parentesco[3], nuestro padrinazgo[4] y las redes de reciprocidad[5] que gestamos entre nosotros hacen que defendamos a la parentela, que nunca vivió o que sólo creció en el lugar, como si no fuera golondrina.

Entonces nuestra cosmovisión andina hace que claudiquemos ante las normas electorales. Pero estas a su vez reproducen otra forma de identidad: La asociatividad contra el legado gamonal[6]. En este caso, la formación y desarrollo ideológico que tuvo la antigua SAIS Pachacútec es clave para entender su voto en bloque. Mientras que, las Comunidades Campesinas de Marcapomacocha lidian con pugnas por el control y la manipulación del poder individual; el adoctrinamiento cooperativista, de la otrora SAIS, suele caminar en bloque. Curiosamente, las comunidades campesinas deberían ser las que determinen su apoyo en bloque, pero nunca fue así. Mientras que en las comunidades de nuestro distrito se fomentó la oratoria, la demagogia y el vasallaje (residuo del gamonalismo), Corpacancha tuvo una estructura asociativista que vio su fin junto al cambio de su escuela fiscal (1999). Corpacancha, recién ha entrado en una pugna por la tierra desde el nuevo milenio y al menos durante diez años más, no evidenciará fallos en su dinámica ideológica.

Las tres comunidades campesinas o oscilan por un tránsito de redescubrimiento o reinvención de la identidad comunal. Aunque tienen bastante por remediar: la población que han dejado relegada y su praxis política les juega en contra. Estas, ya no determinan, necesariamente, el devenir del pueblo. Pero, siempre son la esperanza de fiscalización y cautela que añora el distrito. Su desunión es tan evidente que no han sido capaces de apoyar a un candidato único. Y, aunque ahora les remuerda que alguien que no es de los suyos vaya a gobernar, tienen que resignarse; pues el revanchismo y la envidia siempre les juega en contra. Perdón, sólo una vez se pudieron poner de acuerdo: cuando no permitieron la reelección de Marco Garay (2006)[7] y prefirieron votar por el “Vito Corleone” local, todo con tal que no vuelva a ganar alguien de Corpacancha.

La falta de ampliación del área urbana, dentro de la capital de distrito, hace imposible un desarrollo social sostenible. En dicho caso, tenemos que agradecer a los votos golondrinos su permanencia, de lo contrario nuestro presupuesto y beneficios locales se reducirían drásticamente. Por un lado, la Comunidad Campesina de Marcapomacocha no ejecuta la tan ansiada ampliación del área urbana, generando que cada vez sea menos interesante quedarse dentro del pueblo y defenderlo. Por otro lado, Corpacancha con una mejor geografía para albergar una ciudad considerable, tampoco cede, pues se escuda en su personería jurídica de empresa privada. De esta manera, no es difícil imaginar que no estamos cercanos a la resolución de este problema. En consecuencia, los votos golondrinos cada vez serán más y no podremos oponernos a su generosa contribución de mantener vigente un distrito sin capacidad de habitación.

El alcalde electo debe cargar pasivos y vacíos ediles que por décadas se han estado obviando. Aún no me convence su política ambiental. Los demás candidatos tampoco eran mejores en este aspecto. Siento que, aún no relacionamos el medio ambiente con nuestro futuro cercano, si no más bien lo vemos como un bien utilitario que debe exprimirse hasta donde se pueda para lucrar a nuestras poblaciones. No importa que seamos el colchón hídrico más importante del país. Tampoco caemos en la cuenta de que, en nuestro territorio comienza la amazonia[8] (pocos saben que pertenecemos a la cuenca hidrográfica del río Amazonas). Del mismo modo, al margen del resultado, no ha habido capacidad de proyección respecto a nuestro futuro a mediano y largo plazo. En estas elecciones no hubo pactos de gobernabilidad ni de planificación distrital que otros distritos más pobres y menos accesibles se preocupan por priorizar. Estos aspectos, desde luego, escapan a la responsabilidad de la gestión entrante o a la saliente, es la indolencia general del distrito frente a un problema actual que no se quiere enfrentar.

No sería justo terminar este análisis sin expresar libremente mi simpatía y aprobación por el candidato que quedó en segundo lugar: Silvio Varillas Hidalgo. Yo hubiese querido que él gane. Pero ser sucesor de la actual gestión le jugó en contra, ya que como es lógico cada gestión saliente está desgastada y su aprobación va en retroceso. Mis motivos para optar por él eran: Pertenece a las instituciones que también pertenezco y se le podía procesar política, comunal y legalmente, ante cualquier afrenta, con mayor facilidad. Mientras que, a Marco Garay no se le podría acorralar tan fácilmente ya que la actual administración de Corpacancha (que es su mayor respaldo) es gaseosa y voluble, por los juicios internos y las luchas por la tierra. Sin embargo, no llegué a votar ya que a raíz de la pandemia las movilidades de transporte público ya no transitan a doble horario ni domingos (hemos retrocedido 25 años en ese sentido).

Para concluir, el voto ciudadano de Marcapomacocha está determinado por su cantidad de parentela y redes de reciprocidad. Esta práctica, está normalizada e institucionalizada, de modo que es irreal asumir un voto racional mayoritario. Por ello, es una ofensa si algún caudillo político no ayuda a sus allegados una vez puesto en el poder. El revanchismo comunidad (rezago de gamonalismo) contra Corpacancha y los no comuneros siempre determinan el bando del candidato y su indefectible destino. Por último, es contraproducente lamentarse por la existencia de votos golondrinos; cuando no se hace nada por ampliar el área urbana, que podría hacer frente con presencia real de quienes quieren habitar el distrito y no pueden. Se asoman cuatro años complicados para el distrito, indiferentemente del ganador, son los problemas que ha acumulado el distrito.

Propaganda del electo alcalde.


[1] El presente artículo sirvió de base para la postulación y sustentación de la investigación y  ponencia antropológica: Comunidad campesina contra la SAIS: Parentesco y reciprocidad en la elección distrital del 2022 en Marcapomacocha.

[4] Entre el padrinazgo y la democracia, Alfredo Quintanilla: https://andes.missouri.edu/andes/especiales/aq_padrinazgo.html

[5] Leer el libro: Reciprocidad e intercambio en los andes peruanos: https://repositorio.iep.org.pe/handle/IEP/667

[6] En mi investigación, sustento cómo es que las comunidades campesinas defienden el derecho de  la propiedad privada y a raíz de ello se autodetermina como las únicas instituciones y personas naturales con capacidad de decisión.

[7] El alcalde electo gobernó por primera vez durante los años 2002 – 2006.



[1] El presente artículo sirvió de base para la postulación y sustentación de la investigación y  ponencia antropológica: Comunidad campesina contra la SAIS: Parentesco y reciprocidad en la elección distrital del 2022 en Marcapomacocha.

 




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