“Hay un solo Dios, un solo Cristo, una
sola Iglesia de Cristo, una sola fe, un solo pueblo que, por el vínculo de la
concordia, está fundado en la unidad sólida de un mismo cuerpo. La unidad no
puede ser amputada; un cuerpo, para permanecer único, no puede dividirse por el
fraccionamiento de su organismo.“ — San Cipriano de Cartago[1]
Espero
puedas leer esto y alegrar tu alma. Manuel, hijo de Fausto Riqueros Cayetano y
Luz Calderón Soto, ciudadano Canteño de raíces Marcapomacochanas; apreciado
tío:
Pocas
veces he conocido a una persona tan desprendida como tú. Un retornante de
tercera generación[2].
Un paisano visto como forastero a ojos pubertos. Un incomprendido, cuya
muletilla era el afecto hacia una tierra disfrazada de Comunidad y maquillada
de unidad, que visitaba Marcapomacocha varias veces al año (cual peregrino a su
tierra santa).
Te
conocí en una de las fiestas patronales de la Comunidad Campesina de
Marcapomacocha, un año antes de que asumieras la Mayordomía de esa fiesta, en
honor a la Virgen Inmaculada Concepción (patrona de la Comunidad).
Visitaste
a mi familia, en el pueblo y en mi estancia, en varias oportunidades. Quisiste
mucho a mi hogar y nunca pudimos devolver tu amor al mismo nivel. Quisiste al
pueblo de tus antepasados al grado que sólo los forasteros lo hacen. Te desentendías
de la envidia y la mediocridad que pululan nuestras calles, cual gotero de
paraguas invernal. Veías al pueblo con ojos infantiles, ojos ilusionados que
desbordan esperanza, ojos que los tuertos no conocemos
Fuiste
un soplo de aire puro en medio de una bóveda enmohecida. Fuiste el tercer lazo[3] subversivo que luchó por
la unidad y en defensa de la tierra. Hombre de gestos sencillos, caminar
pausado y voz arrulladora, con tufillo retórico, muy semejante al entusiasmo de
un viejo militante Aprista (como lo fuiste).
“Hoy
o nunca”[4] es necesario agradecer tu
vida y tu afecto. Ya no estás hoy, pero eso no significa hasta nunca. Gracias
por tu preocupación, tu tiempo y tu cercanía. Hoy te reconozco como un
precursor, amante de la comunidad[5], un ser que dejó su propia
vida para contemplar y sentir por los demás. Probablemente, desde donde estés, nos
sigues sintiendo. Hasta allá, te digo: “Se
para mí una roca protectora, un baluarte donde me encuentre a salvo…” (Salmo 30). Que Dios te guarde y nos
comparta un poco de ti.
![]() |
Manuel Riqueros Calderón, durante su discurso como Mayordomo de la Virgen Inmaculada Concepción . Marcapomacocha 2017. |
Texto escrito originalmente en: Crónicas errantes. Estado de Emergencia. 2020. El Cullic. Capilla Cristo Redentor - Santa Anita. Zona Pastoral Pablo VI, Diócesis de Chosica.
[1] De catholic Ecclesiae unitate, n.23.
[2] Título
que se les ha dado a quienes vuelen a la tierra de donde migraron a otros
lugares.
[3] En
lengua Cauqui, significa Canta. Uno de los posibles significados que dan nombre
a “La Heroica Villa”. Tercer lazo, en alusión a las dos veces nombrada “Heroica
Villa”, por su contribución en la guerra por la Independencia y en la Guerra
del Pacífico.
[4]
Consigna de las tropas peruanas al iniciar el Combate de Sangrar en 1881, donde
se logra la primera victoria peruana contra el ejército chileno, durante la
guerra del pacífico (después de la ocupación de lima).
[5] En
su sentido bíblico, vivir en comunión.
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