miércoles, 28 de octubre de 2015

Prolongación (poema).

Es un suspiro
en medio de este trajín,
es un deseo de seguir vivo,
de vivir viendo y no solo oyendo.
Este es un anhelo
más que un petitorio o compromiso,
es un ruego
para que el faro de luz
casi nula
siga chispeante
algún tiempo más.
Tiempo de solidez
o de aparente madurez,
tiempo para capear la insensatez.

Solo cinco años más
para terminar de estudiar,
cinco años para aprender
 a levantarme temprano
 a ser ordenado
 a decir no
 a cocinar para ustedes
 a ser comunero.
para aprender a no depender siquiera de ustedes.

Sólo cinco años más de luz,
 Dios de las  almas cochanas
 Dios del amor corpacanchino
 Dios de quienes no vemos,
  no escuchamos
  no hablamos
  no perduramos.

Solo cinco años más por favor,
y seré fruto de la unión,
seré semilla de libertad
y hombro que sostenga esperanza.

Cinco años para lograr ser:
buen hermano,
buen ciudadano,
buen peruano,
buen humano.

Cinco años más para seguir siendo hijo.

Mi papá y yo.

martes, 27 de octubre de 2015

Al otro lado de la puerta (poema).

Escribo para no verte
me repito una y otra vez,
escribo para no hablarte.

Escribo para, una vez más,
fallarte y alejarte
y mientras escribo pasa el tiempo
si reparos, sin abrigos.

Escribo después de muchas copas,
habiendo olvidado mi norte,
escribo
pues no sabré ponerme en pié.

Y mientras escribes tu vives,
olvidas que existo,
o al menos eso intentas.

Y mientras lo intentas
maldices haberme conocido,
lloras soledad.

Mientras escribo tu vives
pasiones noche tras noche,
tantas y con tantos
que ya ni siquiera vives.

Mientras te escondes
aventurera nocturna
de sonrisa fugaz, yo escribo
... solo escribo.

Escribo porque te idealicé.
huyo para solo venerarte,
y verte sería confesar tu humanidad
tan normal como cualquiera.

Escribo y tu odias,
odias lo que escribo
más no a quien escribe
lo sé, por eso escribo.

Es que tú querías un protector,
yo una compañera,
necesitabas un amante
yo te deseaba canonizada.

Por eso solo escribo
y tú te aceleras y olvidas.
intentamos perdernos,
para jamás volver a vernos.

Te escribo para crearte para mí
lo sabes y cada vez te agotas más
para rescatar tu mortalidad.

Y a veces preferimos refugios que nos hagan sentir seguridad
a intentar caminar y vivir libertad.

lunes, 19 de octubre de 2015

En mi cuarto (poema).

Estoy abrigado
sin sobresaltos ni sueño,
con la mirada fija en el techo,
sin ver nada.

Mis ojos intentan seguir la danza
de polillas al rededor del foco,
van y vienen extraviadas
igual yo, voy y vengo extraviado.

Recuerdo el compás del bombo,
el color de tus manos;
bailamos al son del violín,
la estridencia del saxo.
El polvo levantado
como incienso simulando un rito
nosotros la ofrenda.

El frío que melló nuestro inicio
se disipó al calor del baile.
A cada melodía que la banda tocaba
se esfumaba lo tibio
ebullía la pasión.

Siento un peso que perturba mi extravío
dirijo la mirada a mi diestra
estás dormida,
tan plácida y satisfecha,
pienso si fue el cansancio
o el goce del baile.

Mi brazo, tu almohada
sabe cuál es la razón
tras tu felicidad,
sabe porqué aún dormida,
sigues riendo y soñando
recordando para la posteridad.