lunes, 31 de agosto de 2015

Apología al tal Gonzalo

…el infierno sé que no es mi sitio
y el cielo esta lejos de mi ideal – Avalanch[1].

Este escrito tiene como único propósito defender al personaje que es el tal Gonzalo, porque defendiéndolo me defiendo, justifico sus acciones y maneras de concebir el mundo que al ser similares a las mías merecen odas y peregrinación, congresos y seminarios. Mi personaje se explica si defino y defiendo al tal Gonzalo más light en algunas partes y desquiciadas en otras de lo que yo fui y quizá aún soy. El tal Gonzalo es una construcción social y parte de un auto experimento emocional.

La música es una forma más de expresión del ser, es una rama más de nuestras formas de sentir y pensar a la vida. Al tal Gonzalo no le importa tanto definirse dentro de un género musical como sí vivir apasionadamente sus cantatas. Poguear[2] hasta agredir físicamente, junto a los demás miembros su horda melódica, al grupo de al lado es equivalente a des hacerse en extravíos adolescentes, recordando los mil y un gustos hacia las compañeras de carpeta o una amiga entrañable, para conceptuar el romance que se tiene aún pasado más de un lustro. Hacerse parte de una colectividad para celebrar con las melodías andinas a algún guardián pétreo o serpentear la cabeza con Black Sabbath[3] para perderse en lo más intimo de la memoria; es indistinguible, pues ambas expresiones forman parte del día a día. Las baladas noventeras, el metal folk, el huayno, el reggetón romántico, la salsa sensual y algunos pasillos y vals forman parte de los brebajes que constantemente el tal Gonzalo consume, sin tomar partido de todos aunque le guste semejarse a los rockeros subtes termina caricaturizando al espíritu de los asientos mineros[4]. No se restringe en ritmos, menos en pasiones, solo vive y recita al viento sus canciones.

Hablemos del elemento primo, no de la recurrencia con que el tal Gonzalo tipifica el mundo, tampoco de las veces en las que reinterpreta sus actos para darles nuevos marcos teóricos. Hablemos de ellas, de ambas, porque “si no está con ella está con la botella”[5]. Hablemos de la vez que la besó apasionadamente tanto así que no fue un ósculo si no una poesía corpórea. Recordemos la vez en que estando a un paso de su casa dio media vuelta y comenzó a correr por todo su localidad emulando a Forrest Gump[6]. El tal Gonzalo, un ser primigeneamente amoroso, dado al sí de la vida que no ve al licor como un fin en sí, si no como un vehículo socializador que congrega masas. Gonzalo, un ente errante y otrora herético que ahora evangeliza su ser (se debate entre la rebeldía a su Dios o su sumisión). Gonzalo, infame aún desde el nombre, que refiere al hermano de Pizarro[7] (también encomendero) y a un ideólogo extremista[8] que confundió a China con el Perú y se asumió Mao. Él no soy yo, tampoco uno de los personajes en los que transmuto, es un personaje a quien encontré en una de mis cabalgatas por este desierto con sabor a pobreza y olor a rebelión. Quién parafraseó: “Mundo de los vivos, la nación es solo un cordón... es pura ficción”.[9]

El sujeto en cuestión extraviando su memoria,
reinventando, quizá, su historia.




[1] Letra de la canción El ángel caído, del disco del mismo nombre del grupo español de rock progresivo Avalanch.
[2] Movimiento frenético grupal durante la presentación de una banda relacionada al rock fuerte (heavy metal, punk, etc).
[3] Banda británica mítica del Heavy metal.
[4] El Muqui o duende de las minas.
[5] Letra modificada de la canción Solterito cantada por el grupo Alegría.
[6] Personaje principal de la película del mismo nombre, basada en la novela del escritor e historiador estadounidense  Winston Groom.
[7] Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco Pizarro, gobernador del Perú 1544-1548.
[8] Apelativo con el que Abimael Guzmán Reynoso se hacia llamar.
[9] Letra de El arquero del rey, Saurom juglar metal.

2 comentarios:

  1. interesante relato, pense que era apologia a Sendero luminoso.

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    1. Bart, precisamente mi intención era generar esa duda. Algunos conocidos al leer el título, se desanimaron y comentaron sin haber leído el texto completo.

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