[1]Aucayacu es una ciudad de la selva
peruana. De la amazonia, sabía sólo por teoría. Nunca me
había propuesto visitar algún lugar de la Amazonía. Es más, si de algo creía
estar seguro (hasta mis 29 años[2]) era que la selva no
estaba dentro de mi vida. Yo me consideraba un ser andino. Mi cariño y mis
deseos de unidad, por el bien común, terminaban antes de voltear al lado
oriental de la cordillera.
Paradójicamente,
siempre había estado rodeado de personas que amaban la Amazonía. Desde mi
compañero y amigo de secundaria (Javier Valdez García), mis parientes por línea
materna, mis compañeros de Antropología y sus círculos de estudio amazónico o
el siempre agradable Profesor Jaime Regan S.J. y su texto infaltable sobre la
Amazonía[3].
Viajé a Aucayacu[4] invitado por el P. Elio
López O.M.I. Era la primera vez que hacía una misión fuera de la parroquia
donde radicaba. Tenía miedo, al inicio, de no poderme aclimatar o de no soportar
el cambio de comida al que estaba habituado. De rato en rato me preguntaba si
sería capaz de ser parte del equipo misionero o mi lado solitario me forzaría a
desertar.
Iba como parte de un grupo; a ayudar en las misiones de navidad[5], que la Parroquia Jesús Salvador de Aucayacu[6] había planificado. Nuestro grupo lo conformaban: laicos y laicas de la Parroquia Nuestra Señora de la Paz de Comas (Lima) que pertenece a la Diócesis de Carabayllo; un Religioso consagrado, un pre novicio y tres Aspirantes, todos pertenecientes a la Congregación de Oblatos de María Inmaculada (O.M.I).
El grupo de misioneros junto a los Presbíteros de la parroquia Jesús Salvador de Aucayacu. Altar e la parroquia Jesús Salvador |
El
primer día fue muy caluroso para mí y por la noche no pude dormir por el ruido
que hacían los sapos y pajaritos, mi estómago también parecía afectado. Con el
pasar de los días, me adapté mejor de lo que imaginé y disfruté la estadía. Las
charlas de inducción y presentación de la cuenca alta del rio Huallaga (que es
el territorio de la Parroquia Jesús Salvador) me maravillaban. Me entusiasmaba
cada vez más visitar a las comunidades. Fueron dos días de capacitación y
aproximación a la realidad del lugar.
Durante
mi tiempo en la secundaria y la universidad, siempre me había entusiasmado
descifrar el porqué de los conflictos sociales. La época del Conflicto Armado
Interno (1980 – 2000)[7] que había padecido el
Perú, era el más cercano a mí y por ende el que más vacíos y cosas irresueltas
tiene. Antes de asistir a la misión, no sabía que el departamento de Huánuco
había sido golpeado fuertemente por el conflicto. Me sentí triste y culpable
por desconocer el sufrimiento de las familias violentadas y recriminé mi
desconocimiento; ya que lo sentí como una ofensa a las víctimas.
Logré
visitar 9 comunidades: Cotomonillo, Alto Belén, Jorge Basadre, Angasyacu, Rio
Frío, Bijao, Pucayacu, Pueblo Nuevo y Ramal de Aspuzana (esta última está en la
región San Martín). Las dos últimas comunidades las conocí en mi segunda
temporada (enero de este año). Cada pueblo tiene una necesidad distinta: algunos
necesitan apoyo en proyectos de turismo, otros en el sembrío de peces, otros con
el cacao o el bosque permanente y otros la implementación de servicios básicos. El
estado, como en muchas partes del Perú, es un fantasma. Las políticas de
desarrollo productivo no logran cuajar del todo y el centralismo hace su parte
para demorar o congelar proyectos necesarios para el bienestar de la población.
El asistencialismo y el clientelaje corroen la organización colectiva de sus
comunidades. La fe de los niños, como en casi todo el planeta, está
condicionada a la visión consumista que se tiene sobre la navidad. A pesar que
saben que la navidad es rememorar el nacimiento de Jesús, se apela a los
regalos y la parafernalia de papa Noel. Muchas familias radicadas en esas
comunidades son migrantes de zonas andinas, que vieron una oportunidad en los
territorios baratos o deshabitados a causa del Conflicto Armado Interno. Esta
procedencia externa hace que la identidad con la selva sea difusa y a veces se
intente desconocer la pertenencia a la misma.
Paradójicamente, me disfracé de Papá Noel en la Comunidad de Río frío. La fotografía es minutos antes de salir a realizar el "Show navideño" |
Pese a ello, la
autogestión y la organización colectiva aún los mantiene fuertes y con ánimos
de mejorar sus condiciones de vida. Se mantiene un profundo apego por el
trabajo comunitario y se disfruta de la naturaleza y la simpleza que la
conforma. Se puede sentir casi inexistente el estrés citadino y la rutina de
las grandes ciudades. Cada jornada en el campo es una aventura y siempre hay
algo nuevo que contar. Los ríos, los árboles y los alimentos producen un
equilibrio difícil de conseguir en otros lugares del planeta. Estas comunidades
se sienten capaces de resolver sus problemas, aún con dificultades, se animan y
dan pelea a las adversidades que el sistema les plantea.
Comunidad de Bijao Esta Comunidad es un "Recreo Ecológico". |
Los diez días que duró la misión, me quedaron tan pequeños que pedí retornar una temporada más larga. Ahora siento que me llama estar en la selva, por la biodiversidad que la cobija, el entusiasmo de las personas y la armonía que transmite la Amazonía al compartir la vida con los demás. También he descubierto que el carisma Oblato sobre compartirse uno mismo, no es sólo un cliché o una máxima teórica, sino una opción de vida.
En la Capilla de Angasyacu junto a los agentes pastorales del lugar. |
Quiero
agradecer a quienes hicieron posible mi experiencia en esta misión. A Dios, por
presentarme a los Oblatos de María Inmaculada; al Padre Elio López, por
motivarnos a asistir a la misión; a los laicos de la parroquia Nuestra Señora
de la Paz de Comas y a todas las personas con las que interactué dentro de la
misión (los padres Edgar Nolasco O.M.I y Roberto Carrasco O.M.I, los feligreses
y agentes pastorales de la parroquia Jesús Salvador y las familias que
visitamos).
Parafraseando el título
de una novela de aventura, siento: El llamado de la selva[8]. Creo que es indispensable
leer varias veces Laudato Si[9], Querida Amazonía[10] y todo testimonio
misionero que estimule nuestra entrega por el cuidado de nuestra casa común.
Quiero ser como la
selva; con tonos, mezclas y contrastes. Quiero ser la selva, con vida y alegría
para todos.
[1] Escrito el 29 de diciembre del
2021.
[2] Durante mi estadía en la Capilla
Cristo Redentor de Santa Anita en el 2020 (en la casa del P. Marcelo Rineau),
entre otras cosas me propuse conocer la amazonia. Era inconsecuente hablar del
cuidado de la casa común y sólo referirme a la sierra y no a la selva.
[3] P. Jaime Regan Mainville S.J.
(EE.UU 1941). Llevé tres cursos dictados por él, en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Su obra cumbre es: Hacia la Tierra sin Mal; La religión
del pueblo en la Amazonía. 1983 primera edición.
Link
del libro: https://www.academia.edu/33223270/Hacia_la_tierra_sin_mal_la_religi%C3%B3n_del_pueblo_en_la_Amazon%C3%ADa
[4] Según la página web de la
Municipalidad distrital José Crespo y Castillo, la palabra “Aucayacu” significa
Agua de los indios. La palabra Aucayacu proviene del vocablo quechua Auca –
indio libre o rebelde y yacu – agua. Ver página de la municipalidad http://www.muniaucayacu.gob.pe/index.php/municipalidad/acerca-de-nosotros/historia
[5] Para la Iglesia Católica el mes
para las misiones (comunicar el Evangelio a quienes no lo conocen) es
octubre. Sin embargo, cada iglesia local coordina su labor misionera de acuerdo
al contexto donde vive: Feriados, vacaciones por estudios o trabajos, fin de
año, festividades religiosas, etc. Las misiones en temporadas de navidad,
tienen por objetivo recuperar el sentido de la navidad (el nacimiento de Jesús)
y desligarlo del consumismo en que se ha degenerado esta fecha.
[6] La Parroquia pertenece al Decanato
de la Selva de la Diócesis de Huánuco. Está bajo la administración de la
Congregación de Misioneros Oblatos de María Inmaculada (O.M.I). La jurisdicción
de la Parroquia abarca los Distritos de José Crespo y Castillo (donde está la
cede, Aucayacu) Pueblo Nuevo, Pucayacu, Santo Domingo de Anda que pertenecen a
la Provincia de Leoncio Prado en la Región Huánuco y el Centro Poblado Ramal de
Aspuzana que es parte del Distrito de Nuevo Progreso dentro de la Provincia de
Tocache en la Región San Martín).
[7] La Comisión de la Verdad y
Reconciliación la define este periodo de violencia como Conflicto Armado
Interno, aunque para algunos se debería llamar: Época del terrorismo y para
otros Época de Violencia Política. El concepto de Conflicto Armado Interno es
el que mayor consenso tiene.
Para
leer una reflexión sobre la discusión del uso de estos conceptos, ver: https://idehpucp.pucp.edu.pe/opinion_1/terrorismo-o-conflicto-armado/
[8] Novela corta, escrita en 1903 por
Jack London (John Griffith Chaney: San Francisco, 12 de enero de 1876-Glen
Ellen, 22 de noviembre de 1916). Originalmente titulada como The Call of
the Wild. Traducida por primera vez al español en 1939.
[9] Carta Encíclica (2015) del Papa
Francisco.
[10] Exhortación Postsinodal (2020) del
Papa Francisco. https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20200202_querida-amazonia.pdf