Era un día cualquiera, un poco más nublado de lo habitual. Salí a caminar para calentarme un poco. Sin duda Lima, o la parte de Lima donde vivía (Huaycán) siempre es rara respecto al tiempo, se suponía que estábamos en verano y el ambiente me hacía recordar las madrugadas serranas, frías, nubladas y solas. Eran las 10 de la mañana en esta ciudad, que comenzaba a entristecer a sus adolescentes, recién salidos de vacaciones; miraban con la cabeza gacha, no al suelo, se perdían en los recuerdos de hace una semana atrás solamente, de cuando todavía eran estudiantes de secundaria, aquellos que ahora trataban de asumir su egreso.
Era el día de la clausura del año escolar, estábamos a dos días de comenzar un nuevo año. Salí de casa para comprar adornos para la fiesta por "fin de año" que haría mi familia. Al salir de casa, de camino al mercado, pasé por mi ex colegio y vi a los estudiantes caminar presurosos para recoger sus libretas y re encontrarse con sus compañeros de salón. Odiaba caminar por la acera de mi ex colegio, pero era el único camino seguro, sin perros ni delincuentes, que me conducía a cualquier lugar fuera de mi barrio. Pasé de largo; había una fila de "nuevas" ex colegialas, que esperaban a algún compañero para que las haga reír y así combatir el frío y la tristeza, para que engañen al tiempo y le digan que no sienten frío y tampoco han terminado el colegio. Caminé los más rápido que pude para evitar escuchar sus conversaciones, no deseaba ser parte de sus comentarios ni sus piropos (siempre me hacían sonrojar). Entre la muchedumbre reconocí a dos de ellas: una había sido mi enamorada hasta hace un par de meses atrás y la otra era mi amiga, mi confidente y para mi mala suerte ahora al parecer se habían hecho amigas o quizá sólo conversaban sobre sus recuerdos del colegio que desde entonces sería parte de su pasado. -No entiendo porqué siempre que paso por aquí, estas locas tienen que gritar mi nombre y suspirar. Ahora lo que faltaba, la única amiga que tengo está hablando con mi ex, ya sólo falta que delante de ellas venga un piraña y me robe-
Cuando ya estaba volteando la esquina (a una cuadra de aquellas chicas) siento los pasos de dos personas que corren tras de mí. A diferencia de ahora, no me asusté pues solo tenía 18 años en aquel entonces y lo más valioso que llevaba puesto era un par de medias de 8 soles. De inmediato sentí que me abrazaban y me apretaban contra sus pechos. Simultáneamente me dijeron: -Dinos que no es cierto, di que seguimos en colegio, di que nuestra burbuja aún da para un par de años más, por favor dilo!
Traté de zafarme de ellas en vano, sus brazos se habían trenzado entre mi cuello, hombros y costillas. Las demás chicas comenzaron a pifearlas y los varones comenzaron a lanzar alaridos de celos -No lo abracen tanto que ahorita se convierte en una de ustedes-, -un besito para la del medio-, -oe chipi estás ganadazo, lo malo que eres mocho, jajaja-. Me sentía una especie de oso de felpa siendo apachurrado o una almohada que servía para ahogar la pena. -Acompáñenme a comprar adornos y de paso conversemos, ¿que dicen?-, -No, yo me quedo a esperar a mis compañeros. Yú acompáñalo, eres su amiga, yo solo quise llamar la atención de las demás promociones del cole- -Ahi que mala eres, pobrecito, pero yo también quiero quedarme, es nuestro último día. Además, él mañana irá a mi casa como siempre a "hacer hora" hasta la noche y mi mami seguro le invita la cena o a dormir, jajaja, pero si duerme dormirá en el sillón o en la casa de Toby, jajaja, es que mi mami cree que yo le gusto por eso viene a visitarme casi a diario-. -Chicas, sigo aquí, me siguen estrujando como a una esponja. Descuiden, iré sólo, ustedes quédense-. -No pues, tampoco te vamos a dejar sólo. ¿Y si nos acompañas? así seré más notoria y me vendrán a saludar más personas-, -Siii, di que sí, así me puedo quedar hasta tarde y me llevas a mi casa y mi mami no dirá nada-. En mi mente -¡Quien carajos las entiende!.
Al final mi amiga se fue y me quedé con mi ex. Comenzamos a caminar rumbo al mercado, apuré el paso ya que estaba retrasado con el encargo de mi familia. El camino que tomamos fue por una de las calles paralelas a la pista, así no teníamos mucha bulla que pueda interrumpir nuestra charla. Me contó que se sentía triste por ser su último día como estudiante de secundaria. Me contó que desde que había ingresado, hace tres años atrás a mediados del año, al colegio, había sido la más popular de las chicas. Todas la llamaban para ir a fiestas los fines de semana y que nunca le faltaron pretendientes. Mientras seguía relatando sus vivencias en la secundaria comenzó a caminar más despacio y su voz se tornó temblorosa, como si tratara de ahogar su llanto. Hasta ese día no supe que en su casa a veces faltaba dinero hasta para preparar el desayuno, ella y sus hermanos trabajaban los fines de semana vendiendo comida al paso en una avenida del Centro de Lima. Me comentó que aceptó ser mi enamorada con la ilusión de que le ayude en sus tareas y así aprobar los cursos y sacar su certificado de estudios para postular a alguna fábrica y ganar más dinero.
Cuando estábamos a unas tres cuadras del mercado, se sentó en una grada que tenía la acera y me pidió que la deje sola. Me quedé desconcertado, no sabía que le había puesto tan melancólica y me sentía inútil para animarla. Me senté a su lado y la abracé. Ella comenzó a llorar y me contó que sus compañeros de promoción eran los únicos que le habían ayudado a continuar estudiando y trabajando a la vez.-Ellos son esa chispa que hace que mi motor siga funcionando y ¡sabes! tú nunca te preocupaste por mí, por eso te terminé, tu vida es tranquila, tú te levantas y tienes la comida servida y la ropa lista para que la uses. Tienes amistades como Alicia, que es calmada, mimada, aniñada; sus manos son suaves porque no sabe de lavar ropa o fregar el piso, tú y ella hacen una dupla ideal-. -Bety, no es como tú crees, Alicia y yo nos hicimos amigos porque ambos somos temerosos del mundo, nuestras familias nos han sobreprotegido tanto que no sabemos cómo hacerle frente al mundo. Yo casi no sé lo que significa extrañar a mis compañeros de promoción, me pasé la secundaria sentado en mi carpeta, salía del salón sólo para ir al baño o para retornar a mi casa. Somos dos personas que padecen las mismas dolencias, miedos e incertidumbres, por eso entre nosotros no es necesario contar lo que nos sucede, somos la conciencia del otro. Me siento apenado por no haber sido quien te reconforte, yo me fijé en ti porque sentía que eras esa parte fuerte, líder y ganadora que mi vida carecía. Jamás pasó por mi mente que podías necesitar ayuda o que tu vida no era como tratabas de hacer ver a todos-.
Seguía llorando, me contaba que las mamás de sus compañeros la veían como la mamá del aula, a ella le confiaron el dinero de la promoción y ella fue la delegada en cuanto evento hubo que representar al salón. Decía que quería a todos sus compañeros, a los pirañas, los que seguían siendo niños, adictos de los videojuegos y el anime, quería a las chicas que la veían como acaparadora de hombres y a las que levantaban la cabeza sólo para copiar lo escrito en la pizarra. Me dijo que lloraba porque no sabía qué sería de ella sin el colegio.-El cole era el único lugar donde me relajaba y me olvidaba que era una máquina que tiene que producir dinero- Sabía que seguir estudiando era imposible para la economía de su familia; además tenía miedo. ella que trabajaba en calles transitadas había visto que su ropa, su lenguaje y toda ella eran simples a comparación con las personas que estudiaban una carrera superior. -Me sentiré nada- decía. -Bety, es cuestión de personalidad, tú eres fuerte-, -Ya te dije que tengo miedo, deja de hablar huevadas y pisa tierra, más bien dame ideas de cómo convencer a mis compañeros de reunirme una vez al mes-. -Oye, la vida ahora recién comienza, imagínate que es un nuevo inicio-. -Tú eres ¡medio webón, no! mi vida siempre fue el trabajo y me distraía viendo las niñerías que se cometen en el cole, me voy al cole y gracias; pero tus consejos no me ayudan. Que tengas un feliz año nuevo-
Mientras la veía desaparecer de retorno al colegio, traté de recordar mi época colegial y sólo recordaba las caras de mis profesores y algunos compañeros. -Sí, soy un idiota. Jamás viví mi adolescencia. Por eso me hice amigo de Alicia, me reconocí en ella. Y si nos hicimos amigos fue porque ambos íbamos a misa en la misma zona. -Casero que le atiendo, ¡Ay! el casero está más volado, compra rápido caserito que me tapas el negocio-, no me había percatado que ya estaba en el mercado y hacía diez minutos que seguía parado sin comprar nada en el giro de frutas. -¿Frutas, que hago acá? Supongo que mi inconsciente me guió para comprar manzana de agua para hacerla hervir y tomarla, a ver si se me quita lo loco.
De regreso a casa me detuve en el lugar donde hace una hora atrás me había sentado con Bety. Trate de buscar una manera de ayudarla, hice un par de proyecciones y cálculos. Planteé escenarios posibles: si yo iba a su casa y hablaba con sus padres y les decía que mi familia le daría una beca de estudios, yo estaba estudiando biología becado por mi alto rendimiento académico. De pronto escuché la voz de Alicia, estaba agitada y algo asustada -Oye, ¿estás bien? Bety me dijo que me habías mandado a buscar con ella porque te sentías mal y necesitabas mi ayuda-. -¡Ah! sí, bueno ya que estás aquí dime ¿Crees que si decido ejecutar un hecho, tengo que tener dos alternativas solamente o cuántas serían necesarias para minimizar mi margen de error?.-. -¡Eres un maldito! me hiciste venir para que escuche tus locuras, ¡no te basta con tenerme hasta muy entrada la noche, las veces que vas a mi casa y justo hoy me llamas!- . -Espérate, no agarres esa piedra, cálmate, oye, ¡Ay! duele.- . -Más te vale que corras porque hay te mato ¿Sabías que me tocaba hablar en el escenario? Bety era la única que había leído mi discurso y me dijo que le daba mucha pena que justo en ese momento te hayas puesto mal. Iba a decir a la promoción que: "Estos cinco años nos habían preparado para algo mejor" que era hora de cerrar una libro bello y comenzar a abrir otro que será mucho mejor- Alicia me continuó tirando piedras por los pies, en realidad no lo hacía con mucha fuerza ni rabia, era más bien como si me hiciera un berrinche y dejara caer la piedra a manera de flojera.
Al final si logré ayudar a Bety. Me utilizó como excusa para despachar a Alicia y así ella motive a sus compañeros a reunirse mensualmente. Bueno han pasado siete meses y Alicia me cuenta que cada mes se reúnen menos personas de su promoción. -Bety asistió una sola vez, sé que se ha puesto a trabajar en una fábrica y en sus ratos libres hace las comprar o cocina la comida que sus hermanos venderán los fines de semana en el Centro de Lima-. Y de los tres yo me quedé más triste, Alicia ya no está en colegio y no hay quien me relate lo que se vive en la secundaria.[i]
Traté de zafarme de ellas en vano, sus brazos se habían trenzado entre mi cuello, hombros y costillas. Las demás chicas comenzaron a pifearlas y los varones comenzaron a lanzar alaridos de celos -No lo abracen tanto que ahorita se convierte en una de ustedes-, -un besito para la del medio-, -oe chipi estás ganadazo, lo malo que eres mocho, jajaja-. Me sentía una especie de oso de felpa siendo apachurrado o una almohada que servía para ahogar la pena. -Acompáñenme a comprar adornos y de paso conversemos, ¿que dicen?-, -No, yo me quedo a esperar a mis compañeros. Yú acompáñalo, eres su amiga, yo solo quise llamar la atención de las demás promociones del cole- -Ahi que mala eres, pobrecito, pero yo también quiero quedarme, es nuestro último día. Además, él mañana irá a mi casa como siempre a "hacer hora" hasta la noche y mi mami seguro le invita la cena o a dormir, jajaja, pero si duerme dormirá en el sillón o en la casa de Toby, jajaja, es que mi mami cree que yo le gusto por eso viene a visitarme casi a diario-. -Chicas, sigo aquí, me siguen estrujando como a una esponja. Descuiden, iré sólo, ustedes quédense-. -No pues, tampoco te vamos a dejar sólo. ¿Y si nos acompañas? así seré más notoria y me vendrán a saludar más personas-, -Siii, di que sí, así me puedo quedar hasta tarde y me llevas a mi casa y mi mami no dirá nada-. En mi mente -¡Quien carajos las entiende!.
Al final mi amiga se fue y me quedé con mi ex. Comenzamos a caminar rumbo al mercado, apuré el paso ya que estaba retrasado con el encargo de mi familia. El camino que tomamos fue por una de las calles paralelas a la pista, así no teníamos mucha bulla que pueda interrumpir nuestra charla. Me contó que se sentía triste por ser su último día como estudiante de secundaria. Me contó que desde que había ingresado, hace tres años atrás a mediados del año, al colegio, había sido la más popular de las chicas. Todas la llamaban para ir a fiestas los fines de semana y que nunca le faltaron pretendientes. Mientras seguía relatando sus vivencias en la secundaria comenzó a caminar más despacio y su voz se tornó temblorosa, como si tratara de ahogar su llanto. Hasta ese día no supe que en su casa a veces faltaba dinero hasta para preparar el desayuno, ella y sus hermanos trabajaban los fines de semana vendiendo comida al paso en una avenida del Centro de Lima. Me comentó que aceptó ser mi enamorada con la ilusión de que le ayude en sus tareas y así aprobar los cursos y sacar su certificado de estudios para postular a alguna fábrica y ganar más dinero.
Cuando estábamos a unas tres cuadras del mercado, se sentó en una grada que tenía la acera y me pidió que la deje sola. Me quedé desconcertado, no sabía que le había puesto tan melancólica y me sentía inútil para animarla. Me senté a su lado y la abracé. Ella comenzó a llorar y me contó que sus compañeros de promoción eran los únicos que le habían ayudado a continuar estudiando y trabajando a la vez.-Ellos son esa chispa que hace que mi motor siga funcionando y ¡sabes! tú nunca te preocupaste por mí, por eso te terminé, tu vida es tranquila, tú te levantas y tienes la comida servida y la ropa lista para que la uses. Tienes amistades como Alicia, que es calmada, mimada, aniñada; sus manos son suaves porque no sabe de lavar ropa o fregar el piso, tú y ella hacen una dupla ideal-. -Bety, no es como tú crees, Alicia y yo nos hicimos amigos porque ambos somos temerosos del mundo, nuestras familias nos han sobreprotegido tanto que no sabemos cómo hacerle frente al mundo. Yo casi no sé lo que significa extrañar a mis compañeros de promoción, me pasé la secundaria sentado en mi carpeta, salía del salón sólo para ir al baño o para retornar a mi casa. Somos dos personas que padecen las mismas dolencias, miedos e incertidumbres, por eso entre nosotros no es necesario contar lo que nos sucede, somos la conciencia del otro. Me siento apenado por no haber sido quien te reconforte, yo me fijé en ti porque sentía que eras esa parte fuerte, líder y ganadora que mi vida carecía. Jamás pasó por mi mente que podías necesitar ayuda o que tu vida no era como tratabas de hacer ver a todos-.
Seguía llorando, me contaba que las mamás de sus compañeros la veían como la mamá del aula, a ella le confiaron el dinero de la promoción y ella fue la delegada en cuanto evento hubo que representar al salón. Decía que quería a todos sus compañeros, a los pirañas, los que seguían siendo niños, adictos de los videojuegos y el anime, quería a las chicas que la veían como acaparadora de hombres y a las que levantaban la cabeza sólo para copiar lo escrito en la pizarra. Me dijo que lloraba porque no sabía qué sería de ella sin el colegio.-El cole era el único lugar donde me relajaba y me olvidaba que era una máquina que tiene que producir dinero- Sabía que seguir estudiando era imposible para la economía de su familia; además tenía miedo. ella que trabajaba en calles transitadas había visto que su ropa, su lenguaje y toda ella eran simples a comparación con las personas que estudiaban una carrera superior. -Me sentiré nada- decía. -Bety, es cuestión de personalidad, tú eres fuerte-, -Ya te dije que tengo miedo, deja de hablar huevadas y pisa tierra, más bien dame ideas de cómo convencer a mis compañeros de reunirme una vez al mes-. -Oye, la vida ahora recién comienza, imagínate que es un nuevo inicio-. -Tú eres ¡medio webón, no! mi vida siempre fue el trabajo y me distraía viendo las niñerías que se cometen en el cole, me voy al cole y gracias; pero tus consejos no me ayudan. Que tengas un feliz año nuevo-
Mientras la veía desaparecer de retorno al colegio, traté de recordar mi época colegial y sólo recordaba las caras de mis profesores y algunos compañeros. -Sí, soy un idiota. Jamás viví mi adolescencia. Por eso me hice amigo de Alicia, me reconocí en ella. Y si nos hicimos amigos fue porque ambos íbamos a misa en la misma zona. -Casero que le atiendo, ¡Ay! el casero está más volado, compra rápido caserito que me tapas el negocio-, no me había percatado que ya estaba en el mercado y hacía diez minutos que seguía parado sin comprar nada en el giro de frutas. -¿Frutas, que hago acá? Supongo que mi inconsciente me guió para comprar manzana de agua para hacerla hervir y tomarla, a ver si se me quita lo loco.
De regreso a casa me detuve en el lugar donde hace una hora atrás me había sentado con Bety. Trate de buscar una manera de ayudarla, hice un par de proyecciones y cálculos. Planteé escenarios posibles: si yo iba a su casa y hablaba con sus padres y les decía que mi familia le daría una beca de estudios, yo estaba estudiando biología becado por mi alto rendimiento académico. De pronto escuché la voz de Alicia, estaba agitada y algo asustada -Oye, ¿estás bien? Bety me dijo que me habías mandado a buscar con ella porque te sentías mal y necesitabas mi ayuda-. -¡Ah! sí, bueno ya que estás aquí dime ¿Crees que si decido ejecutar un hecho, tengo que tener dos alternativas solamente o cuántas serían necesarias para minimizar mi margen de error?.-. -¡Eres un maldito! me hiciste venir para que escuche tus locuras, ¡no te basta con tenerme hasta muy entrada la noche, las veces que vas a mi casa y justo hoy me llamas!- . -Espérate, no agarres esa piedra, cálmate, oye, ¡Ay! duele.- . -Más te vale que corras porque hay te mato ¿Sabías que me tocaba hablar en el escenario? Bety era la única que había leído mi discurso y me dijo que le daba mucha pena que justo en ese momento te hayas puesto mal. Iba a decir a la promoción que: "Estos cinco años nos habían preparado para algo mejor" que era hora de cerrar una libro bello y comenzar a abrir otro que será mucho mejor- Alicia me continuó tirando piedras por los pies, en realidad no lo hacía con mucha fuerza ni rabia, era más bien como si me hiciera un berrinche y dejara caer la piedra a manera de flojera.
Al final si logré ayudar a Bety. Me utilizó como excusa para despachar a Alicia y así ella motive a sus compañeros a reunirse mensualmente. Bueno han pasado siete meses y Alicia me cuenta que cada mes se reúnen menos personas de su promoción. -Bety asistió una sola vez, sé que se ha puesto a trabajar en una fábrica y en sus ratos libres hace las comprar o cocina la comida que sus hermanos venderán los fines de semana en el Centro de Lima-. Y de los tres yo me quedé más triste, Alicia ya no está en colegio y no hay quien me relate lo que se vive en la secundaria.[i]
[i][i]
Cuento dedicado a Ylenia Suarez Quiroz. Quien me relataba sus aventuras en la
secundaria y me hacía revivir mi época escolar.