El destino de una oveja (poema).

Humilde y sumisa es ella
no reclama ni reniega;
puede ser estrujada y ofendida
y ella ni se queja ¡Pobre oveja!.

Su amo le ordena comer, ¡come!
su amo le ordena caminar, ¡camina!
por qué el amo es bueno ¿esta obedece?
¡No! porque así le advirtieron sus padres
que obedezca al amo.
¡Pobre oveja!.

Sus padres, ¡Ay sus padres! 
que si no obedece, ¡palo y regaño le caerá!
¡Qué culpa tiene ella que las reglas sean esas!
destinada a eso ella está, aún así
ella obedece, ¡Pobre oveja!.

Revelarse contra el amo ¿Inútil?
sí, ¡Inútil!, ¡que ganará!
si con mirarle mal al amo, este la golpea
¡Pobre y miserable oveja!.

¿Quién es el culpable?
¿Quién la condenó?
¿Quién o quienes son?
¿Tal vez sus padres?
¿El amo lo será?
Sí, él es y también 
lo son sus padres;
pero, ¿ella lo sabe?
¡Pobre oveja!.

¡Nunca supo de malicia!
¡Nunca supo de venganza!
Ella, ¡Solo supo de bajezas!
¡Solo supo de tristezas!
¡la pobre oveja!.

¿Quién la salvará?
¿Será Dios?
o ¿será ella misma?
quien quiera que sea tarde será;
¿Por qué? ¡Ha muerto!
tan solo se quedó dormida...
¡La mató! Sí, el la mató
mató a ¡la pobre oveja!.

Escrito el 10 de agosto del 2005.